Los frutos secos (bellotas, avellanas,
castañas, hayucos) y el color rojizo, cobre y oro de las hojas de nuestros
bosques caducifolios son el indicador de la estación otoñal.
¿Para
qué sirven las hojas?
Las
hojas de las plantas son como pequeños paneles solares, están destinadas a:
- Captar la energía del sol mediante la fotosíntesis (gracias a la clorofila contenida en los cloroplastos de sus células).
- Aportar nutrientes gaseosos a través de los estomas (oxígeno y dióxido de carbono), para que usados en la fotosíntesis y en la respiración celular mitocondrial, la planta pueda realizar su desarrollo y su crecimiento.
Entonces ¿Por qué los árboles caducifolios dejan atrás
sus colores verdes y se tiñen de colores marrones, rojizos, anaranjados y
amarillos, y después pierden todas sus hojas?
Porque
dejan de ser útiles y de cumplir su función. Les cuesta más
mantenerlas que perderlas. Viene así una época de baja actividad y reposo, es
decir, hibernan.
¿Por qué se caen las hojas?
En el otoño hay menos
horas de luz y, por lo tanto, la intensidad de la radiación solar es
menor y las hojas pierden mucha energía en forma de calor por su superficie. Además,
muchas veces el suelo está expuesto a las heladas dificultando la captación de
agua y nutrientes (savia bruta) por parte de las raíces, ambos necesarios para
la fabricación de la materia orgánica durante la fotosíntesis. Como
consecuencia, la planta muere de sed (deshidratación) al perder más agua por las hojas
(como parte del proceso de fotosíntesis) que la que recupera por las raíces. De
esta manera, la planta deja de producir cantidades abundantes de auxina, una hormona vegetal, y se
produce la abscisión de la hoja en la base de su peciolo.
(foto obtenida de (http://www.euita.upv.es/varios/biologia/index.htm)
De
hecho, los árboles que no se desprenden de sus hojas en otoño, como las
coníferas, están muy adaptados a la sequía debido a que sus hojas son muy
pequeñas (esto reduce la transpiración de agua), y están cubiertas con cera (que impide la
pérdida de agua).
Los
colores de las hojas se deben a los productos químicos de la planta: en unas predominan más unos compuestos químicos que
otros.
Para
evitar la muerte, cuando empieza el frío, la planta corta el suministro de
savia a las hojas, retira la clorofila, el pigmento más abundante y de color
verde, y otros compuestos útiles de las hojas y los guarda en otros
tejidos para echar mano de ellos en primavera. A medida que la hoja
pierde la clorofila aparece el color de otras sustancias que estaban
enmascaradas: tonos rojos y azulados (por las antocianinas), tonos amarillos (por
los carotenoides) y marrones (por los taninos).
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