En el Parque de la Prehistoria de Teverga, en Asturias, situado en el Parque Natural de las Ubiñas-La Mesa, además de reproducciones de pinturas rupestres, podemos observar en vivo los ejemplares de los mamíferos (uros, caballos y bisontes) que vivieron hace miles de años en estos mismos parajes y que ya pintaban nuestros antepasados del Paleolítico en las paredes de las cuevas.
Este es el caballo de Przewalski de las estepas de Mongolia, el único caballo salvaje del mundo (ya que no ha podido domesticarse), pues el tarpán está extinguido desde 1875. Sólamente existen 1500 ejemplares. Es una especie de pequeño tamaño, patas cortas y robustas, color arenoso, cabeza grande y pesada y cara de perfil convexo.
En este museo, a través de reproducciones facsimilares de conjuntos parietales y de objetos de arte mobiliar, vemos como el caballo ha sido modelo en pinturas rupestres de cuevas y en el arte mueble del Paleolítico, como por ejemplo:
- La Cabeza de Caballo de La Viña (Oviedo) de contornos recortados y grabado en hueso hioides.
- El Panel de los Caballos de Chauvet (Francia) pintados con pimientos rojos y negros (carbón).
- El caballo color siena (elaborado con pigmento amarillo de limonita) del Camarín de la Peña de Candamo, situado en una gran cascada estalagmítica.
- La Galería de los Caballos de Tito Bustillo (Ribadesella).
En estas imágenes podemos ver el parecido entre el caballo de Przewalski que observamos en las praderas del Parque de la Prehistoria y el de los caballos de las réplicas de las pinturas rupestres paleolíticas que encontramos en el interior del museo.
Abajo, dos bovinos de Heck, que son una recreación viva del extinguido uro en el s. XVII, Bos primigenus, el antepasado salvaje de la vaca, bastante representado en las pinturas rupestres del Paleolítico en Asturias. Son característicos sus potentes cuernos en forma de lira de color blanco y puntas negras y su pelo de la frente de color pardo a leonado.
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